Cuando se lee a novelistas como este uno se siente como si estuviera frente a una selva, un lugar inagotable, un cuadro en movimiento, infinito. Es que todo en él, cada palabra y cada letra, hasta lo que omite tiene sentido. De ahí que se define su literatura como “potencial”. Es fácil caer en la patraña y en el sensacionalismo intelectual citando sus hazañas lingüísticas. Yo me quedo con la intimidad de “La Vida, Instrucciones de Uso” y el truco genial de “53 Días”. Los invito a conocer a este miembro de la Oulipo, compañero de Duchamp y Calvino.
Giuseppe Tanino
Wednesday, May 09, 2007
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